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Al reconocerme e identificarme, tomo la vida completamente

por Oct 24, 2020

Me encuentro en mi consultorio o en las charlas repitiendo la historia que me ha llevado a ser lo que soy hoy una y otra vez. No solo Consultora Emocional, Consteladora Familiar, sino yo misma, Carolina Pérez Botero, la manifestación de mi alma en este mundo material.

Si solo pudiera hablar acerca de una cosa que he aprendido en la vida, sería lo que este año me ha mostrado tan literal y tajantemente. La posibilidad y la elección deliberada de hacerme cargo de mis asuntos, de mirarlos, reconocerlos, asumirlos y elegir retornar a ese lugar de amor de donde venimos todos, en donde la única tarea que tenemos – que a la vez se convierte en el mejor regalo para darnos – es ser nosotros mismos, manifestarnos desde nuestra esencia auténtica y ser libres para estar en la vida exitosamente, en nuestros propios términos.

Llevo años aprendiendo la lección. Han sido muchos y cada día vuelvo a la misma reflexión: Lo que aprendí creciendo en mi familia y mis antepasados aprendieron en la de cada uno de ellos, las cargas que llevamos generaciones asumiendo en nombre de otros y haciéndonos cargo de aquellos que amamos, solo entorpecen nuestra existencia e imposibilitan nuestro fluir natural. No se trata más que de una disposición de la energía, de la decisión de dónde pongo mis pensamientos, hacia dónde va mi mirada, a qué renuncio, qué elijo a cambio, qué dejo ir, qué suelto; para encontrarme ante una nueva opción: la de sanarme, reconocerme e identificarme a través de la tarea de hacerme cargo de los rollos que tengo en mis relaciones. 

Siempre nos han dicho que debemos resolver los asuntos que tenemos con nosotros mismos para tener una mejor estima y ser felices. Pero la propuesta que llevo años planteando y viviendo desde mi propia verdad, me ha resultado un poco más ligera y efectiva. Revisar cada una de mis relaciones y encontrar en dónde está el desorden y el desequilibrio, me ha permitido y les permite a mis consultantes encontrar el enredo, para poder soltarlo. Los asuntos en las relaciones de pareja son un síntoma bastante evidente y ruidoso de que algo no está bien puesto con mamá y papá. La manera cómo nos relacionamos con nuestros hijos demuestran nuestros propios vacíos y la posibilidad o dificultad de asumirnos primero como personas. Los hermanos, por exceso, ausencia o presencia, son nuestro primer ensayo de relacionamiento con un par, uno que está cargado de jerarquía y a veces de seguridad. Allí hay mucho que mirar, porque marca la forma cómo después salimos al mundo a buscar y encontrar amigos y pareja. Papá y mamá son el eje fundamental de la fuerza y de la vida. No se puede discutir. No hay excepción, no hay escape. La única opción es tomarlos complemente, agradecerles por la vida que nos dieron y honrarlos profunda y humildemente. 

Poner orden en estas relaciones nos permite tomar la vida y decirle sí a todo lo que ella tiene para darnos. Cada posibilidad que tenemos es una manifestación de la abundancia que está a nuestra disposición siempre, y que debemos desde un lugar seguro y de confianza agarrar. Las plantas no se preguntan si habrá suficiente agua, tierra, sol, calor para poder ser lo que les corresponde ser. Ellas tienen la certeza de que la vida les dará lo que necesitan para existir y bajo este principio, son.

Y mirando cada una de estas relaciones, asumiendo lo que es necesario mirar de manera diferente, soltando lugares de privilegio, haciendo renuncias amorosas, podemos llegar a la más importante de todas las relaciones: la que es conmigo mism@. Esa relación que muchas veces no sabemos ni cómo mirar ni por dónde empezar. Aquella que tantas veces nos ha pesado y que hemos querido cambiar a nuestro andar. Pero la promesa está clara: Hazte cargo de tus asuntos, haz el trabajo, mírate, asúmete, confía y el resto, se te será dado. Elige deliberadamente encontrar la forma de andar de manera más ligera, y para eso necesitas soltar la densidad de tu energía, de tus pensamientos, de tu estar; para que tu existencia sea ligera y tu alma pueda hacer lo que vino a ser.

 

Creditos:

Carolina Pérez Botero

Maestra GroWin

www.amorescaprichosos.com